Hablemos de lo que ingresa por nuestra piel
Socialmente los estándares de belleza nos han llevado a las mujeres a someternos a procesos abusivos con nuestro cuerpo (mesoterapia, depilación y aparatología, entre otros) concentrándonos en el resultado esperado, sin reparar en lo que nos provocaba al nivel de sensaciones y emociones al exponernos a eso.
La cosmética natural, o biocosmética, llega justamente a mostrar que el cuidado de nuestro cuerpo requiere una dedicación sutil y amorosa, conectándonos con la delicadeza de la naturaleza y las fórmulas dedicadas a reencontrarnos, no solo con la importancia de nuestro cuerpo físico, sino de todos los cuerpos: mental y espiritual.
La mayoría de los productos cosméticos industrializados contienen los siguientes componentes y características:
- Sulfatos: remueven los aceites naturales del cabello por lo que, aunque limpia en profundidad y hace espuma, reseca mucho el cabello y el cuero cabelludo.
- Parabenos: sustancias conservantes químicas para la durabilidad en el tiempo.
- Siliconas: son las que aportan suavidad e hidratación pero de una manera sintética, no son biodegradables y por lo tanto son contaminantes, siendo totalmente incompatibles con la cosmética natural.
- Alcohol: se utiliza para una mayor penetración de activos en la piel, propiedades astringentes, refrescantes y, también, porque mejora la experiencia sensorial, pero puede debilitar la barrera hidrolipídica de la piel, deshidratar e incluso irritar.
- Perfumes: son útiles para enmascarar el olor de ciertos ingredientes que pueden no ser agradables, pero su presencia excesiva puede causar dermatitis, eccemas, fotosensibilidad, etc.
Estos son los más renombrados pero también está el Laurilmsulfato de sodio, Triclosán, formaldehídos, PEG, BHA y BHT, P-fenilendiamina, DEA, Siloxanos y Petrolatum, entre otros.
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